Vídeo-entrevista: Throwing Muses

La web de la sala Apolo muestra desde ayer la entrevista que hice a Throwing Muses en su última visita a Barcelona. Se incluye en AAA, Access All Areas, una sección producida por Waau.tv y centrada en temas sobre el directo y la vida en la carretera. Kristin Hersh no escatimó en palabras echando la vista atrás nada menos que 25 años, los que ha cumplido este año el primer disco que publicaron arropados por 4AD desde el otro lado del océano. Por eso estuvimos hablando de la primera gira que Throwing Muses hicieron por Europa acompañados de unos buenos amigos de su misma escena en EEUU y de su mismo sello: los Pixies. Las musas y los duendes metidos en una furgoneta: vaya bomba de relojería…. Entonces Throwing Muses era un tándem creativo entre Hersh y su hermanastra, Tanya Donelly. Hace ya muchos años, desde 1992, que Hersh lleva las riendas de esta historia junto al batería original, David Narcizo, y el bajista Bernard Georges. La última vez que les habíamos visto por la Península fue en 2009, cuando tocaron en el Primavera Sound. Entonces anunciaron que grabarían gracias a la iniciativa del crowfunding, y hoy ya tienen prácticamente listo ese disco, después de diez años sin grabar nada nuevo. De eso también estuvimos hablando, y de historietas casi sacadas de una peli de zombies bajo los efectos del éxtasis. Os dejo aquí la entrevista transcrita al completo, por si os quedáis con ganas de saber más sobre una de las bandas claves del indie de los 90.

Estos días conmemoran la publicación de su primer álbum. ¿Qué sensación les da reparar en que han pasado 25 años?

David Narcizo: No sé, nunca hemos sido unos nostálgimos, y no es por contradecirnos habiendo sacado este álbum conmemorativo. Siempre hemos estado pensando en lo próximo que sucedería, así que no solemos mirar atrás mucho. Me encanta que hayamos hecho esto y que hayamos señalado así los 25 años porque es una razón para mirar atrás, pero en general creo que no lo hacemos tanto.

Kristin Hersh: Que hayamos vivido tanto tiempo sí que impresiona. Pero no hemos cambiado  mucho. Hemos pasado por muchas cosas, pero no somos muy distintos a lo que éramos. Ni siquiera sonamos tan distintos como banda, y no siento que haya mucho por lo que mirar atrás, porque hemos mantenido nuestro mundo al día. Sí que ha habido muchas músicas que necesitábamos tocar, pero nuestro enfoque no ha cambiado, ni nuestra personalidad… Es simplemente que teníamos toda esta colección. Tú decías que estuviste oyéndola, ¿no?

Bernard Georges: Sí. Me impresionó que hubiera tanto y pensé que estaba escuchando a una banda que no conocia, porque no es que hubiera olvidado todas esas canciones, pero había tantas que me impresionó que hubiera tanta historia detrás de ellas!!

¿Por qué han descartado la mayoría de sus éxitos más obvios en el recopilatorio que acaban de publicar?

DN: Desde mi perspectiva, pensé que había un montón de fans de la música que no saben de nosotros porque no han estado ahí tanto tiempo.  Me daba la impresión de que los hits más obvios atraerían a alguien un rato antes de que irse a otra cosa. Pero la gente que realmente ama la música y que se siente unida a bandas, necesita algo más para sentirse involucrada. Teniendo eso en cuenta, creo que esas canciones son muy importantes en el contexto de todo lo que hemos hecho, y realmente no hay niguna canción que nos dé vergüenza tocar. Bueno, o quizá una… (apuesto a que es Dizzy, pero el ritmo de la conversación ­­­–y el hecho de que las respuestas sean para un vídeo– no da lugar a preguntarlo… Lo siento, chicos… mea culpa)

KH: (risas) A nuestro público no le gustan mucho los hits, les gusta la música. Y nunca pensamos sobre nuestro material en función de si es más polupar o no, o de si está o un disco o el otro. Simplemente son las canciones que tocamos. A veces me olvido por ejemplo de que Bright Yellow Gun, que fue nuestro mayor éxito, está de hecho en el recopilatiro y la tocamos en directo. Pero me olvido de que la gente la conoce más que cualquier cara B que también nos guste tocar.

BG: Fue duro elegirlas. Hacía mucho que habíamos decidido que uno de los discos sería de caras B porque hay un montón de material que la gente no ha escuchado, así que sólo podíamos elegir entre unas dieciocho o veinte canciones de entre ocho álbumes. Supongo que la respuesta larga sería decir que no hubo una elección obvia de decir “nos vamos a alejar de las canciones más famosas”, sino que era la manera correcta de juntarlas.

KH: Sí, tenía que funcionar como una solo pieza.

Aquel primer álbum que rememoran ahora salió antes en Reino Unido que en su país natal.  Después de todo este tiempo, ¿siguen notando diferencias en cómo les reciben en un sitio y en otro?

KH: Me da la sensación de que los europeos se olvidan antes que los americanos. Confío en que los americanos siempre aparezcan cuando tocamos. Pero en Europa y Gran Bretañana los estilos cambian tan rápido, que nunca sé si alguien se acordará de nosotros entre una gira y otra. Los americanos son muy lentos, siempre se quedan, siempre vienen, pero… Nunca lo sé. Esta vez han estado genial, han ido viviendo y…

DN: Y yo diría que, al contrario y precísamente por eso, aquí hay un respeto especial por nuestra historia,  porque empezó aquí. El primer disco sólo se conseguía en EEUU importado.

KH: Sí, tenemos una historia más corta en América.

DN: Y la comunidad (el público) está como más comprimida. En EEUU todo es tan amplio que es difícil hacerse una idea general.

BG: Yo creo que la audiencia europea, y la inglesa en particular, es más enérgica respecto a la banda. Y como David ha dicho, debido a que el primer álbum se publicó primero en Inglaterra sienten que de alguna manera les pertenece. Ellos lo escucharon primero y lo acogieron con los brazos abiertos, y los que lo hicieron conservan eso.

KH: También allí estamos fuera de contexto, fuera de nuestro cotexto americano. En América somos parte de un estilo que ahora se entiende como música alternativa, indie-rock, de la escena de Boston o lo que sea, pero allí piensan que venimos del espacio sideral, y eso está bien. Probablente es mejor.

¿Recuerdan la primera gira que hicieron por Europa? La compartieron con unos buenos amigos, los Pixies, a quienes enchufaron en el sello británico 4AD.

KH: Éramos sólo unos críos, y teníamos tanta morriña que en la furgoneta nada más que tocábamos canciones folk sobre echar de menos tu tierra después de cada concierto. Era muy dulce.

DN: Y muy emocionante, porque era la primera vez que todos veíamos Europa. Nosotros ya habíamos tocado en Reino Unido, pero era la primera vez que ambas bandas  veíamos Europa. Fue divertido.

KH: Era muy fuerte estar en una posición en la que las dos bandas éramos como las dos caras de una misma moneda. Nuestro debut había sido muy crudo, y estaba bien, no se esperaba que fuéramos producidos de ninguna forma. Era una una buena posición en la que estar. Después de aquello, querían que fuéramos mejor producidos tanto en el estudio como en el directo, algo desafortunado. Ahora preferimos mantener todo más lo-fi y crudo. Así puedes ver los músculos trabajando, la expresión facial humana. No hay ningún muro entre la banda y la audiencia. Incluso en una grabación deberías ser capaz de sentir todo esa musculatura que pudimos llevar de gira en aquel entonces.

Gran parte de esas giras las hizo estando embarazada. Era bastante singular su manera de tocar la guitarra en esas condiciones. ¿Cómo lo recuerda?

KH: Simplemente tenías que hacer tu trabajo. No era divertido. Preferiría haber podido llevar una vida más sana, porque entonces se podía fumar en los clubs y para mí había pocas oportunidades de comer sano, de dormir o de respirar aire fresco. Para mí existía una pena asociada al hecho de que tuviera que trabajar durante mi embarazo,  y a veces era peligroso. Pero también era una atmósfera enriquecedora tener a mis queridos amigos alrededor, y música cada noche… Ahora, mis niños, esos chicos grandes, cuando oyen guitarras eléctricas –y mejor mientras más altas estén–, ¡se empiezan a caer rendidos! ¡Los podías ver a los cuatro en el sofá del estudio: tan pronto como entraban las guitarras se dormían como si fuera una nana!

Recuerdo la anécdota de que su hermana le regaló a Dylan, su hijo mayor, una guitarra eléctrica cuando era pequeño, y creo que después él ha formado su propia banda…

KH: Sí, ha estado de gira también por Europa. Les dije que nunca tocaran música (risas), pero todos lo hacen igualmente. Ellos conocen las dificultades y los subidones, así que después de algún tiempo decidí que lo mejor era que ellos decidieran.  Tuvieron una crianza dulce, viajando por todo el mundo, conociendo a gente en todas partes, hablando un poco de cada lengua y estando con estos buenos tíos… Fue una buena infancia, protegida y dulce, pero también expuesta al mundo.

Usted ha sabido desarrollar paralelamente una sólida carrera en solitario. ¿Cómo la compararía a salir de gira con Throwing Muses?

KH: Es muuucho más solitario sin ellos. ¡Pero tú estabas allí! Él estuvo en Kristin Hersh  la última vez que estuvimos en este club.  (xxx) En solitario es duro. Tuve que aprender a tocar con lentillas, porque tenía que subirme a un escenario y trepar por un taburete sin caerme y sin golpear el micrófono… Me encanta tocar sin lentillas, porque está todo borroso y es todo sonido, ningún otro sentido está en marcha, y de repente podía ver a todo el público y todo lo hacía yo sola…  Era frío después de todo el calor que recibes en una banda.  ¡Así que ahora me traigo a cinco personas conmigo y le sigo llamando solo!

Nunca han declarado una ruptura oficial. Van y vienen, sin más. ¿Es eso una filosofía de vida premeditada?

DN: Es curioso, porque hace nada se ha separado una banda de las grandes…

KH: ¿Sonic Youth?

DN: No, REM. Y alguien dijo algo con lo que estoy muy de acuerdo: las bandas nunca deberían romperse. No tiene sentido. Igual no haces un disco en diez años, pero siempre he sentido que hemos sido una banda, que seguiremos siéndolo, y que nuestro futuro será lo que hagamos con ella.

KH: Recibimos apoyo de nuestros oyentes. Los fans pagan los gastos de grabación, y ahora vuelto al estudio por primera vez en diez años casi. Acabamos de hacer un disco con casi cuarenta canciones porque no hay nadie que nos diga que no podemos hacerlo, no hay sello discográfico (risas), y vamos a mezclarlo después de esta gira. Si hubiéramos decidido decir “hemos roto” no habríamos podido hacer esta gira ni ese disco y habría menos música en el planeta. Durante diez años no hemos tenido dinero para trabajar y es ahora, gracias a los fans, que lo hacemos de nuevo.

DN: Y si quisieras tocar de nuevo, tendrías que “volver”…

KH: Exacto.

DN: Y desde una perspectiva de negocio (sí, bueno, REM ganarán un montón de dinero cuando vuelvan, que lo harán), pero es mejor decir “estamos tocando de nuevo”.

KH: Sí, porque hemos tenido la oportunidad de hacerlo. No me gustaría tocar si alguna vez hubieramos querido dejarlo. Perdería la gracia. No eres un músico de verdad si quieres dejar de tocar.

DN: A mí tampoco me gustaría.

BG: Somos lo bastante afortunados, y yo llegué más tarde a la banda, pero somos muy afortunados de gustarnos los unos a los otros como personas y a la vez de querer tocar los unos con los otros. Todo lo demás es secundario. Teniendo eso en mente, es fácil ser throwing Muses, porque sale natural y quieres hacerlo.

KH: Sí, estos son mis mejores amigos en el mundo, y mis músicos favoritos  al mismo tiempo. Cuando no hemos podido tocar juntos se nos ha partido el corazon y si hemos podido hacerlo nos hemos sentido afortunados.

¿Qué sensaciones cree que experimentan sus fans al verles en concierto?

KH: A mí todas las canciones me parecen igual, es la manera en que nos sentimos cuando tocamos. Es casi festivo, pero a la vez es tan intenso que no pareces feliz necesariamente, porque no aparentas estar en paz, y es probable que sea lo más en paz que yo consigo estar. Veo que eso se refleja en el público. Hay tanta intensidad que no parecen felices, pero desde luego celebran algo por esa misma razón. Cuando sientes una emoción demasiado fuerte para acogerla dentro de tu piel y ves que resuena en algún lugar, especialmente para mí en lo relacionado con el sonido, es como una descarga: choca contra ti. Una pintura no choca contra ti, un baile tampoco, pero ¡el sonido te explota encima!  Las emociones que están atrapadas en tu interior… No quieres que te enloquezcan. Imagínate: ¡el sonido es como una experiencia religiosa! Es como responde la gente cuando responde de la mejor manera. Nosotros no somos algo para todo el mundo, nunca lo vamos a ser, pero la gente a la que le importamos le importamos mucho.

Siempre les molestó que resaltasen Throwing Muses como banda femenina, y también que les otorgasen un halo intelectual que despreciaban. ¿Sigue molestándoles?

KH: Sí (risas), ¡todavía dicen que somos una banda de chicas! Y sigo diciéndoles “si no soy una chica, ¿cómo puedo tener una banda de chicas?”. ¡Y sólo me comparan con otras mujeres! ¿Qué mujer puede ser sólo como otras mujeres? Es una manera insana de pensar. Imagínate escribir música sólo para un tipo particular de humano. Eso no es música; estarías mintiendo, porque no sólo eres un tipo de humano, ¡eres un humano! Pero lo de la cosa intelectual era más peligroso, porque la música, creo, tendría que ser visceral, eso debería sustentar el análisis. Y si fuera puramente un ejercicio intelectual, entonces sería menos que un cerebro humano, y nadie necesita eso. El cerebro humano no es tan impresionante. La música debería ser más grande que nosotros.

DN: Sí, porque hemos estado viviendo de canciones que nos hemos tenido de aprender… (risas).

BG: Yo escucho una canción que me impresiona, me la aprendo, y entonces llega la siguiente canción y no quiero volver atrás en plan “oh, no he escuchado esta canción en mucho tiempo”… Entonces te impresiona otra y quiere escucharlo todo entero. Y esa es la cuestión: no es por adularnos, pero está muy bien, te atrapa sin darte cuenta. Incluso si eres un fan, hay canciones que no encajan unas con otras en secuencia ni en el tiempo, pero que se sostienen por sí mismas, y cuando las escuchas fuera de secuencia se vuelven más especiales, porque tienen vida propia y te sorprenden.  Eso es lo que siento cuando las escucho.

¿Qué escuchan en la carretera cuando están de gira?

KH:Yo el otro día escuchaba Tchaikovsky… ¡Pero no somos una banda intelectual! (risas) Parecía que pegaba con el paisaje de Berlín. Y también los Delmore Brothers. Quiero ponerlos en la furgoneta.

DN: Yo estoy intentando escuchar bandas de los sitios donde vamos.

KH: Oh, wow, eso está bien…. ¿De Copenague?

DN: Aaaaaaa….

KH: “I’m a barbie girl…” (cantando).

DN: Están Múm, que es una banda danesa [se equivoca, son suecos…].

KH: ¡Buena respuesta!

¿Podrían recordar su experiencia más freaky estando de gira?

KH: ¿En Dallas?

BG: ¡Iba a decir eso! (risas).

DN: Dimos un concierto en Dallas, Texas, que parecía salido de una película surrealista. Incluía lluvia, un stage manager con pantalones plateados que se acabó quitando…

KH: Todos la gente del club estaba puesta de una droga que no nos era familiar,  incluido el promotor.

DN: Era en la zona de Deep Ellum, aperentemente es donde surgió toda la escena del éxtasis.

KH: Y la del ácido también viene de allí, así que estábamos en esa movida del ácido y el éxtasis…

DN: Fue rocambolesco. Esa chica que saltó delante del autobús… Diluviaba e intentaban meterse en el autobús. Me pasaban  trozos de papel empapados como gorroneándome y me pedían que les dejara entrar para que Kristin los firmara. Un tipo me vino con su licencia de conducir plastificada, que tiré sin querer y salió rodando.

KH: El promotor les dijo que necesitábamos ayuda para sacar nuestro equipo fuera, así que empezaron a subirse todos al escenario y a coger las cosas para ponerlas bajo la lluvia en la acera.

DN: ¿No le enseñaron una pistola a Mitch en su oficina? ¿Os acordáis de que ella salió?

BG: Tú preguntastes y tú te llevas la respuesta loca…

KH: Llegué al autobús para intentar dormir a mi hijo, y empezaron a sacudir el autobús y a llamarme por mi nombre. Entonces entraron, y cerré la puerta. Intentamos ponernos en marcha, y ellos se tiraban encima del autobús…

DN: Había una tormenta mientras pasaba todo eso. Así que había relámpagos, truenos, todos estaban ahí fuera empapados con trozos de papel extraños…

KH: ¿Leiste el artículo qu escribí sobre eso? Lo puse en mi web, te lo buscaré…

DN: Pero el principio, diría, de esa ópera, fue ver al stage manager, ese tipo que llamábamos pantalones plateados, que paró a todos mientras cargaban, se subió al escenario y se quitó los pantalones. Ése fue el principio, y creo que la última escena fue…

BG: ¡Tú gritando! Gritando “¡inténtalooo, inténtaloooo!”.  Y yo intentando cerrar la puerta…

KH: Ellos son las dos mejores personas que conozco en el mundo, y podías verles chilándole a la gente bajo la lluvia e intentando arrebatarles el equipo de sus manos…

Parece una película de zombies…

KH: ¡Sí! Esos son los momentos en los que pienso: “podría ser profesora, o doctora, o panadera… ¡Cualquier cosa menos esto! La música es un 10% de lo que acabamos haciendo de gira. Pero es dulce, es romántico que puedas vivir para ese 10% de tu día y que nada importe más.

Publicado por Lenteja Lunar

Periodismo & Comunicación Digital

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