Ayer fui al festival Primera Persona del CCCB. Aluciné. Nada más entrar (tarde… Cádiz style en fin de semana…) me encontré de frente con el rostro de un adolescente masturbándose frente a su ordenador, todo ello en una gran pantalla frente a un montón de gente interesada en la literatura escrita desde el Yo más ególatra, en una sala oscura y silenciosamente megacultureta. Terminó la proyección y allí estaba el chaval, sentado en el suelo del escenario bebiéndose una cerveza. Su nombre era y es Ben Brooks, y acaba de publicar en Blackie Books el libro Crezco. Pidió perdón por lo vergonzoso del asunto, y tras invitar a quien quisiera del público a que le hiciera un tatuaje cutremente espontáneo en su pierna, se recostó en una camilla y comenzó a leer su diario púber. Pues vale.
El circo continuó con Stewart Home hablándonos de pollas duras, revueltas anarcas, punk y bajos entrecortados. Mientras el autor de 69 Things to do with a Dead Princess recitaba un relato de memoria HACIENDO EL PINO, yo no podía dejar de ver allí encima al niño de This is England crecidito, con su cinturón a lo skin y rapeando al estilo The Streets.
Y a eso que apareció Juanjo Sáez sobre un diván, psicoanalizado por el argentino Darío Adanti, que no paraba de decirle «Y….estooooo, Juanjo, ¿algún cotissheo, así de alguien que los dos sepamos quién es sin que digas el nombre…?». La verdad es que recordé muchas cosas de cuando empecé a leer las viñetas de ese niño flaco y revago que sigue siendo Sáez. El festival quería hacer una especie de homenaje a su obra después de casi ¿20 años? Es jevi. El caso es que su libro El Arte se ha reeditado y ayer se habló mucho de él. Sigue siendo una joyita en primera persona, tan sincera e inocente que si no te conmueve es porque eres un muermo secorro. En ese caso deberías untarte en miel enteramente y dejar que un oso peludo te diera lametones de amor ahora mismo.
Si no quieres hacerlo también puedes seguir leyendo. Me he acordado de la entrevista que le hice al señor Sáez cuando salió publicado por primera vez aquel libro, en 2006. Recuerdo que mientras la hice apareció la editora con el suplemento Culturas. El libro alcanzó, sorprendentemente, el número 10 en ventas de ficción en castellano junto a obras de Dan Brown y Paul Auster. “¡¡¡Esto sí que me hace ilusión. Era una de mis fantasías. Un libro de chorradas aquí dentro!!!», comentó él con una sonrisa desencajada. He pensado que quiero compartir esa entrevista sin cortar con vosotros, que vale la pena recuperarla con cariño después de tantos años:
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Entrevista a JUANJO SÁEZ. ‘El Arte. Conversaciones imaginarias con mi madre’
Con este libro pareces dejar claro que te has cansado de criticar a personajes de la actualidad más «cool». ¿Querías quitarse el sambenito de la mala uva? Sí, estoy muy harto, sobre todo porque veía que estaba encasillado en esa idea, y la gente que me conoce sabe que no todo lo que hago es así. Tengo una parte de cascarrabias y “justicia-man” que a la que veo algo tengo que denunciarlo, pero no es mi única faceta. Lo que pasa es que como lo que más trascendió fue la tira que hacía en la revista de tendencias .H, porque a la gente, mientras más caña metas, más le gusta. Me llamaban ya para encargos pidiéndome que fuese muy cruel, en plan “¡Dí que es un gordo!!”, y yo en cosas físicas de esas no me meto… No me quiero quedar en ese papel, es un poco empobrecedor. Llega un punto en que dices: “¿y ahora qué?”.
¿Por qué un libro sobre el arte en general? Pues porque estudié arte y me gusta. Últimamente, en estos diez últimos años, no me interesaba nada. Si iba a exposiciones no me gustaban, y estaba muy desvinculado, pero el arte es lo que realmente me ha movido desde que hacía fanzines. Lo veía como experimentar con el cómic en un medio más pop. Con este libro quería dar mi visión del arte y explicar por qué ahora no me interesa. Hace mucho tiempo que tenía pensado hacer algo así, desde que estudiaba en la Massana.
¿Es una venganza a la pedantería de cierto arte? Es, más que una venganza, que es un término que no me gusta, decir los problemas que veo, o quizá una denuncia. Planteo un poco una utopía, cómo me gustaría mí que fuera el arte.
Dices que algunos artistas te reprochan que hagas encargos. Curiosamente el dibujante El Roto me machacó con el tema. Me dijo que él nunca haría publicidad. “Pues bueno, tío, tendrás suerte… Claro publicas en El País cada día y ganas dinero” [es curioso, ayer Saéz recordaba lo mal que luego acabó él mismo con El País, a quienes les envió una una última viñeta en la que ponía «VER-ANO»]. Yo hago lo que puedo y no veo que sea venderse. Depende para qué cliente. El ingenio y la creatividad tienes que ponerlo igual. La cuestión es que resuelvas el problema que tengas. Lo peor es que tal vez tienes clientes para los que trabajas que tienen una ideología que no compartes. De repente llama Nike y no estás de acuerdo con los ideales que creen que tienen los jóvenes, sus métodos de producción… Ahí sí que lo veo delicado. Pero trabajar para alguien lo veo la cosa más digna del mundo. Hay que comer y es un intercambio.
También te quejas de que ahora todo es una copia de algo. Hoy en día estamos en una post-modernidad, y se dice que todo está hecho, cosa que no comparto. Decir eso es un poco peligroso, porque el mundo no es perfecto. No vivimos en un mundo ultra guay donde no haya nada que hacer. Lo que pasa es que es difícil, porque todo se va depurando, y a veces no es cuestión de hacer algo nuevo, sino de mejorarlo, de optimizar un resultado, llevarlo un poco más allá. Y bueno, la copia es un poco perder el tiempo.
¿Crees que la técnica es necesaria? Sí en función de lo que quieras expresar. Hay conceptos muy abstractos que necesitan ser explicados de una forma técnica para que sean entendidos. Ésa es la técnica necesaria, hasta yo tengo técnica. Más allá de eso, es virtuosismo, efectismo…
«La carrera de arte te enseña a reconocer las herramientas necesarias (intuición, creatividad, y sensibilidad)», dices… En parte sí. Lo que estudié me ayudó a reconocer las herramientas y los mecanismos. Si fuera joven otra vez, volvería a estudiar. Hay que saber para después decidir por qué lado quieres ir. Tampoco me enseñaron mucha técnica. En la Massana te enseñaban en función a lo que tú querías expresar. Aunque Paco de Lucía no hubiera estudiado solfeo de pequeño, para hablar el lenguaje del flamenco hace falta mucha técnica, y no creo que su caso sea virtuosismo en sentido despectivo. Hay gente que tiene muchísima técnica y es un virtuoso, pero para expresar lo que quiere expresar. Pero la técnica por la técnica, sin un concepto que apoye, lo veo muy banal, sólo una manera de impresionar.
Contra el arte contemporáneo sin sentido expreso… Lo critico porque hay obras, como pueda ser una cagarruta, que no se autoexplican, y el público no las entiende. Para mí una obra que no se entiende por sí misma no tiene valor. Si tiene que tener al lado un tío explicando las obsesiones del autor… no funciona. Ésa es una de las cosas que más critico del arte contemporáneo en el libro, porque veo que hay una distancia insalvable entre el público y el artista, porque al artista se la suda. Realmente está buscando más la novedad, lo que no se ha hecho en un museo, que expresar algo.
¿La última lucha del arte fue conseguir que la vida del artista sea la obra misma? Es la última gran batalla del arte conseguida. También se ha llevado al absurdo y la gente no lo entiende. Para mí ése fue el último paso.
Precisamente eso abunda en este libro, en el que aparecéis tú y tu madre como potagonistas. La hitoria continúa libro tras libro (chispeta, tío, abuela…). Intento también hacer un poco de performance, provocar un suceso metiéndome como personaje, que el libro se mezcle con la realidad.
¿Cómo ha visto tu madre lo de ser uno de los protagonistas del libro? Realmente aún no lo sé. Es muy tímida y no dice gran cosa. Sí que la vi muy emocionada, muy contentita, y echó alguna lagrimilla, pero no me ha pegado ningún discurso, es muy así.
Una de las cosas que defiendes es que todos tenemos un artista dentro. Sí, yo lo creo. Es una manera de hacerte más agradable el paso por la vida.
En tus viñetas siempre flota esa visión negativa de la vida (el tema de la muerte, la vida como un paréntesis en la nada…). Por ese lado soy bastante realista con eso de que la vida es una porquería, pero si la ves como la he explicado en el libro, está bien. Yo cuando explico qué es la vida, digo “qué guay”, pero cuando la vivo no tanto. Digo “¡vaya mierda, si al final te mueres, encima!”. O sea, lo ves como un sacrificio extraño al que no le ves ni pies ni cabeza. Pero bueno, si te vas explicando las cosas a ti mismo en plan épico… La verdad es que es una manera de engañarse. Somos un poco vanidosos, y como la cabeza va mucho más allá, no te quieres dar cuenta de que eres un animalito que al final se muere. Te pasas toda la vida acojonado de miedo y no disfrutas.
Simplificas tus explicaciones como si se las contaras a un niño. ¿Te ves de profesor? ¡Qué va! Me han salido oportunidades, pero no me interesa. Dar mi visión de las cosas a un nivel particular, entre amigos, igual sí… Pero eso de estar ahí delante… No me veo como una autoridad. Además, pongo en duda que le funcione a todo el mundo. En el libro puedo explicar mi manera de hacer las cosas, pero no sé si con ella estimulo… Tuve un alumno hace poco, y llegó un momento en que vi que mi método no… Lo que a mí que estimulaba, a un niño de 11 años no. Le daba clase de dibujo, de “arte” en general, y se quedaba en plan “este tío ¿a mí qué me cuenta?”. Los críos a esas edades valoran mucho lo virtuoso, y el efectismo les flipa, y no puedes ir en contra de eso. El crío tiene que pasar por ahí, igual que pasé yo. Igual con adultos sí podría, pero decir “esto está bien, esto mal”, no…
Y de eso de que que el arte actualmente esté en un punto anodino, que no va ni para adelante ni para atrás, ¿qué piensas? La verdad es que sí, ni palante ni patrás. Lo veo que todo es todo postmoderno y post Warhol en realidad. Se sigue reciclando cosas de la cultura popular, cambiando las cosas de contexto… Hay gente que tiene un lenguaje más propio, más poético, y eso lo veo más universal, que va a perdurar más. Pero lo que se considera arte de vanguardia ahora es lo de siempre, usando una iconografía más contemporánea, como por ejemplo el porno, que es como cultura pop de hoy y algo que no había entrado en los museos. Se descontextualiza, como hacía Warhol en los 60 cogiendo a divas de Hollywood, etc. Esta gente coge cosas como el porno o la violencia, pero en realidad es pop-art.
Tú te definiste a ti mismo en ‘Viviendo del cuento’ como “un dibujante oportunista”. Sí, sobre todo en esa etapa. Sabía perfectamente que meter caña vende porque gusta. Es una manera de hacer humor que tampoco estaba muy explotada y entronca con mi sentido del humor, que es muy así, un poco cafre depende cómo, y sabía que ahí tenía una oportunidad.
Censura y autocensura. ¿Harás un libro recopilatorio de trabajos no aceptados? Sí, cuando tenga más. Yo lo que tengo son cosas censuradas, no autocensuradas. La autocensura me parece la peor de las censuras, y suelo no hacerla. Como máximo doy alternativas. Si veo que hago una propuesta fuerte, mi autocensura consiste en dar otra propuesta. Ya no veo muy bien hacerlo, pero a veces entiendo que el editor está entre la espada y la pared, y es justo darle otra opción. He tenido varias censuras por parte del editor, e intentos de censura serios. Bueno, Raimon, por ejemplo. Esto lo tengo que decir porque me da mucha rabia. Este verano estaba viendo un documental sobre Joaquín Luqui que en paz descanse y salía Raimon hablando de lo que había luchado él contra la censura en el franquismo. Había dado un concierto en el que sólo pudo tocar dos canciones en una hora y media porque el resto se las habían censurado. Estaba súper orgulloso, y yo lo estaba viendo y ni me acordaba de que él mismo intentó censurarme a mí, y me echaron por culpa suya. Me parece que todos estos que corrieron delante de los grises son como héroes nacionales intocables. Se vuelve a caer en lo mismo, y eso es vergonzoso. Que la censura no existe hoy en día es mentira. Gente como ésta exigen su respeto así. Además cuando lo que hice en El Periódico de Catalunya fue una tontería, y en todo caso me dejaba mal a mí mismo. Cerraron la sección automáticamente y me pusieron a ilustrar una columna de cine. Imagino que no estaban de acuerdo y no tenían huevos de echarme, pero la sección en la que yo tenía mi opinión libre se acabó.
¿Y qué opinas de la que se armó con las viñetas de Mahoma? Veo bien que de repente suceda como ha sucedido y ya está, pero que después El Jueves o los franceses digan “¡Pues ahora nosotros, el doble!”, me parece un poco patillero. Lo hacen para vender única y exclusivamente. ¡La gente tiene derecho a ofenderse! ¡¿Que no estés de acuerdo con los que se ofenden?! Yo soy el primero al que la gente se me ha ofendido porque he tenido que pedir perdón. Lo de El Jueves, bueno, está en su línea, pero lo de Francia lo vi un poco como de recochineo. También hay que tener en cuenta que esto ha sido una estrategia política por parte de los musulmanes, porque la UE con el tema de Hamás les cerró el grifo, y casualmente durante esos días se destapó todo esto. Es una manera de meter presión y giñar un poco a occidente. Tenemos una visión muy mediatizada. No es casualidad. Al final los editores fueron los que se llevaron el gato al agua y los que ganaron más pasta.
(Por cierto, si os gusta Juanjo Sáez, tal vez os guste la editorial que le sacó Buenos tiempos para la muerte: Morsa).
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Ya puestos a rescatar cosas (ya sabéis que yo intento aprovechar al máximo cada post que hago, lo cual no creo que sea lo más inteligente , en lo que a SEO se refiere…), yo sigo llenando el saco mientras acabo de contaros lo que vi ayer en el Primera Persona. La última en subir a la palestra llena de espejos (más no se podía insistir en el yo yo yo y sólo yo) fue una pionera del riott Girrl, Tobi Vail. Y nos habló de su vida narrándola como si aún fuera una jovencita incomprendida de medias fucsia, leyendo sus confesiones de habitación forrada de posters y barbilla grasa (los años no pasan por ella, impresioante… O igual era el efecto de su vestidito de rayas…). Retrocedió a su época de instituto en Olimpia, a las peleas de skate en mano, a lo que sentía siendo parte de Bikini Kill con 25 años según su diario, a los consejos de Mike Watt… Habló del papel de las chicas en el rock y criticó, sin querer ser malinterpretada, su poco esfuerzo en algunos casos. Ensalzó por ello la figura de Yoko Ono diciendo que seguramente fue «la primera cantante punk de la historia». Algunas de las frases que dijo para explicarlo tienen que ver mucho con este disco con el que un montón de grandes bandas le rindieron tributo hace unos años, Yes, I’m a witch.
Acabo ya diciendoos que Tobi también se solidarizó con las tres activistas del colectivo punk feminista ruso Pussy Riot encarceladas por pedirle a la virgen que destituya a Putin. A ellas les dedicó una canción que fue, por cierto, el momento más crudo y emocionante que se vivió en Primera Persona. Mira que podía parecer modosita detrás de sus gafas de pasta chic, pero es así: ni pajas, ni tatuajes, ni hacer el pino. Un berrido bien dado es lo que le da la proporción adecuada a eso que muchos, en primera persona, retienen dentro de su boca. Bravo por Tobi. Y por las Pussy Riot, por supuesto.
Posted on mayo 5, 2012
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