Al rescate: entrevista a Iciar Bollaín

Bueno, bueno… la cosa está que arde con la ley Sinde, Alex de la Iglesia, Iciar Bollaín, los Oscar, Iñárritu, Javier Bardem y su recién nacido hijo con Penélope Cruz. Para ser un poco selectiva me voy a centrar en la directora de También la lluvia, que se acaba de quedar sin opción al Oscar como Mejor Película de habla no inglesa y a quien entrevisté cuando estrenó su anterior título, Mataharis (por si os interesa leerla: texto Iciar_Bollaín). Estaba claro que sucedería. La candidatura se la ha arrebatado la coproducción iberomexicana Buitiful, de Alejando González Iñárritu, que el crítico Carlos Boyero puso bonita al salir del estreno («tengo un bajón importante», dijo con cara de sueño) y que yo he evitado ver las últimas veces en que me lo he planteado porque pensaba que me deprimiría un huevo. Ahora me arrepiento: podría tener algo más de que hablar en este post.

Bollaín ha debido tener un diíta de los buenos hoy, esos de «mecagontóloquesemueve»: a su nominación frustrada se le ha unido otro notición que más que notición es un marrón chorreante. Si hoy os ha dado por estar informados (hey, yo hay días en que me hago el favor de no prestar atención a casi nada y es muy sano) sabréis que la vilipendiada realizadora Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, ha señalado que esta pelirroja tan comprometida, como actual vicepresidenta de la Academia de Cine que es, es la «sucesora natural» de la plaza que dejará libre tras los Goya Alex De la Iglesia, quien ha prendido fuego a una nueva crisis institucional al avisar de que pondrá los pies en polvorosa después de la gala (uff, hoy la noticia es que Cultura no quiere ni que vaya…) por no estar de acuerdo con la atragantada segunda versión de la ley sobre propiedad intelectual, ésa que los internautas apodan la «sinde-rechos» en honor a la directora con tan particular gusto para vestir (hey 2, a mí a veces me gustan mucho sus vestidos, sinceramente, aunque aquí esto no venga a cuento y parezca gilipollas comentándolo) [nota: espero que hubierais tomado aire antes de leer esta frase tan poco apta para el lenguaje de internet… Yo y los telegramas nunca fuimos muy amigos]

Cada día me cae mejor De la Iglesia, y mira que como director me atrae un pimiento… Por lo menos es un tío consecuente: sabe que dimitir es la opción más elegante cuando la voluntad que uno pone para fomentar el diálogo no sirve absolutamente de nada; cuando no puedes pretender ser el abogado del diablo si entiendes el significado de la palabra ‘tiranía’, por mucha nariz de payaso que te pongas en tu foto del twitter, donde hoy ha querido explicar mejor las causas de su estampida. Así de claro lo dejó cuando dijo esto a propósito del texto que han pactado PP, PSOE y CIU en el Senado: «Lo mejor hubiera sido empezar de cero. Es una ley que desde sus inicios ha sido muy impopular. Enfrentar a creadores con la Red es el mayor de los errores. Llevo meses intentando conseguir un consenso entre todos y no hemos sido escuchados por los políticos. Esta ley no es la solución para nadie». Brutal, por cierto, su carta a El País con este comentario al principio: «Comencé reconociendo que me bajaba películas, sobre todo porno, y sentó fatal a los distribuidores, a los exhibidores y toda la profesión en general. Incluso me llamó mi madre».

Retomando el tema, si Bollaín se pone en el papel que hasta ahora ha tenido De la Iglesia se va a encontrar con el papelón de su vida, un texto cuya posible anticonstitucionalidad están analizando ya las asociaciones de internautas [nota posterior: están saltando chispas, mirad la  información publicada un día después de esta entrada. Bollaín saca los dientes]. El otro día, por cierto, quise poner a prueba su lucha contra la piratería: me intenté bajar También la lluvia (que se estrenó el 7 de enero) y no hubo forma. Por las mismas decidí ir al cine a verla y me gasté los siete euros y pico que cuesta hoy entrar a una sala en días que no son del expectador, sino del no ahorrador mongoloide como yo. Ole ahí, vaya pronto, con la de capítulos de Freeks and Geeks que me quedan por ver en casa (y os lo digo ya: ¡Qué grandísimo descubrimiento esa serie de finales de los 90! Me encanta su rollo a lo Aquellos maravillosos años pero en un istituto en 1980. Qué dulce y adolescententemente ingenuo es todo… También está James Franco, claro… aunque ya ha perdido interés: apuesto más por el bando de los pipiolos. Ah, y esto también ha merecido la pena: magistral la forma en que Pedro J. Fuertecito explica la serie en su blog).

Nada, como iba diciendo: que me fui al cine con mi amigo del alma, quien me quiso hacer el favor de tragarse algo que ni por asomo se hubiera ido él a ver por su cuenta. La película empezó bastante bien, y tengo que decir que me pareció una idea ambiciosa y necesaria; necesaria porque viene a decir que la historia se repite, que nunca ha dejado de repetirse. Escrita por Paul Laverty, guionista habitual de Ken Loach y pareja sentimental de Iciar Bollaín, narra la historia del rodaje en Bolivia de una película sobre la colonización española del Nuevo Mundo. Curiosamente, antes de que el guión cayera en las manos de la directora, Laverty estuvo dos años trabajando esta historia con Iñárritu, que abandonó el proyecto para dedicarse de lleno a Biutiful. Pretendía ser uno de varios capítulos-largometraje de época sobre la historia de las Américas (en este caso, sobre Colón y el defensor de los indígenas Bartolomé de las Casas), y finalmente ha acabado siendo una película sobre otra película en la que la denuncia social propia de Laverty tiene dos ramas: la guerra por el oro del siglo XVI, por un lado, y la guerra por el agua que sacudió Cochabamba en 2000 y que nos sacudirá aún más en este siglo, por otro. El valor simbólico de las escenas remitidas a la actualidad es lo que más peso tiene en la película, sobre todo por las miradas contenidas de los extras bolivianos, para mí los mejores actores de esta cinta en la que Iciar por fin se quita la espinita (en 2007 me dijo: «me encantaría hacer una película distinta con protagonistas masculinos»). Y es que tengo que decirlo: Gael García Bernal, en su papel de director soñador, no está nada fino, no, y Luis Tosar, en el de productor de caracter fuerte, casi que tampoco… (y mira que me suele gustar y que la gente en los foros flipa con esta última interpretación, por la que los Premios José María Forqué le han recompensado como mejor actor por segundo año consecutivo). Me siento rara diciéndolo, pero parece que sobreactúan todo el rato, especialmente en los supuestos momentos de agobio y estrés propios del rodaje de una superproducción. Quien en mi opinión se salva del todo es Karra Elejalde en su papel de actor alcoholizado que interpreta a un Colón avaro y lleno de soberbia.

Por cierto, mirando el vídeo del trailer en Youtube me he puesto a leer los comentarios que se han generado y he alucinado con más de un enfoque cerradiiiiito cerradito. La historia se repite y no se dejará de repetir si sigue habiendo gente con tan poco coeficiente mental que exprimir. En serio, me ha dado vergüenza ajena leer más de una frase de españolito erguido. Es para mandarles a párbulos de nuevo, pero por favor con distintos profesores (y si puede ser con distintos padres también, que seguro que algo tiene que ver).

Otra cosa que nos llamó la atención y en la que caímos al salir del cine fue que todas las mujeres indígenenas apareciesen siempre con el pecho tapado por sus melenas, como si quienes estuvieron al mando hubieran tenido mucho cuidado en no ofender a nadie. Curiosamente, remirando mi entrevista a Bollaín leí esto:

En ‘Mataharis ha desechado las imágenes de desnudos y sexo. ¿Se considera feminista en sus ideales? No especialmente. Que se vean tetas me parece muy bien si tiene sentido, pero a veces se abusa de ello como reclamo. El cine español es bastante explícito. Lo que me hace gracia es que Imanol Uribe estrene La carta esférica conun protagonista masculino y nadie le dice: «¿te gusta el cine de hombres?», pero cuando una tía hace cine con protas tías entonces es cine de mujeres. ¡No! ¡Es cine! [nota: Luego he descubierto que el problema de enseñar o no tetas en la película venía de las mujeres extras. Al parecer sólo encontraron a seis a las que no les importase hacerlo y son las que casi siempre ponen delante de todos. Cuestión de principios era pues, pero no de Bollaín]

Tampoco le gusta que lo califiquen como cine social. ¿Por qué? Me parece bien, pero si me dicen un viernes «nos vamos a ver una de cine social» me suena un poco pesado, a que voy a ver a gente con problemas y me voy a aburrir. Es una etiqueta que no me parece sugerente.

Hablando de cine social, cuando antes de que ambos trabajasen juntos le pregunté a la directora si el estilo de su compañero sentimental influía en su cine, contestó: «Hay puntos de conexión como que son cines realistas, pero yo creo que su cine tiene una denuncia más política detrás y el mío es más humanista, está más centrado en las relaciones humanas». Sabiendo eso se entiende mejor la combinacón entre lo combativo y lo emocional que hay, entre el viaje que viven en su conciencia los dos personajes principales y la labor crítica. Eso sí, la sensación de que todo han sido esbozos sueltos, de que se podía haber profundizado más en cada arista de la historia, me asaltó nada más llegar a los créditos. Bollaín, de quien valoro mucho la cercanía y sinceridad que muestra al hablar con los medios, ha comentado en alguna entrevista que le asustaba la posibilidad de no poder hacerse respetar ante un equipo tan grande o no soportar el esfuerzo físico que implica rodar un filme así. No sé si será cierto, pero en el final de la cinta percibo un poco de desgaste por parte de las cabezas pensantes… Igual eso es lo que hace que me falte algo que le dé más fuerza a todo, ésa es la pena.

En fin, cada vez que explico por qué no me convence del todo-del todo una película me miro desde fuera y veo a una sabionda repelente. Ich. ¿Alguien entiende esto de que te sientas culpable cada vez que opinas en negativo sobre lo que alguien se ha molestado en hacer ilusionado perdido? Un día escribiré sobre las contraindicaciones de hablar en voz alta cuando nadie te lo pide.

Mi cabeza sí que está desgastada ya, eso sí que no lo puedo negar… Buenas noches. Cambio y corto.

Publicado por Lenteja Lunar

Periodismo & Comunicación Digital

4 comentarios sobre “Al rescate: entrevista a Iciar Bollaín

  1. Carola, para que te quedes más tranquila, somos varios los que te pedimos que sigas hablando en voz alta…
    La peli a mi me gustó, pero vamos, que yo disfrute mucho viendo Rambo III. No obstante, estoy de acuerdo contigo en lo de las interpretaciones…Karra es muy creíble…

    1. Gracias por tu comentario, Rulipanki. Me anima un huevo. Como ves, el blog no lo actualizo todos los días, pero prometo darle chicha en breve. Ahí estoy rumiando lo próximo…. Sabiendo que gusta da más ganas! Un abrazo!

  2. Hola Carola. Muy interesante tu crítica. A ello sólo añadir un dato que puede ayudar a esclarecer algunos puntos sobre la película y sobre esos que llamas «españoltos erguidos» y sobre lo que, quizás, debería haber hecho la directora de «También la lluvía». Es la humilde opinión de un puñado de historiadores que fue publicada en el número de febrero de 2011 de «La Bitácora de Pedro Morgan».

    1. Gracias por haberte interesado, Mycroft, y por esclarecerme algunos puntos, que lo has hecho, sí. Te felicito por la “humilde opinión” que me has invitado a leer en La Bitácora de Pedro Morgan, ¡pero de humilde no tiene nada! ¡Vaya estudio! La verdad es que después de una disertación así me he ruborizado pensando en lo superficiales que fueron mis comentarios. Lo mío como viste era un refrito de pensamientos rápidos, lanzados al aire sin más… Coincido en muchas de las cosas que dices (en la calidad de la interpretación de muchos actores no, como sabes) y me parece muy valiente la forma tan personal en que enfocáis el tema. ¡Seguiré vuestro rastro!

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