Trabajar aprendiendo (identidad sexual)

Hace algunos meses tomé un par de decisiones de esas con las que quieres tomar las riendas de tu vida con otra impronta: abandonaría la producción audiovisual y me iría a vivir al campo. En ello estoy. Regresé al contenido (en el fondo nunca lo dejé… aunque haya ido dando saltos entre proyectos) y vivo rodeada de árboles, en un lugar en el que se escuchan pájaros y la piel respira mejor. Hoy he vuelto al blog porque quiero contaros que estoy contenta con mi atrevimiento, que le veo un rumbo coherente a las cosas. Y también que si miro atrás, aunque siga pensando que trabajar en la producción audiovisual me haya cambiado el carácter y requerido demasiado tiempo que ojalá hubiera dedicado a mi hija, pienso en que aprendí muchas cosas, y que lo mejor que he podido aportar ha sido saber moverme con gente súper distinta, teniendo la empatía como bandera.

¿Y todo esto a qué viene? Bueno, justo ahora se acaba de estrenar la nueva temporada del último programa de tele en el que curré en producción, el espacio de divulgación científica El Cazador de Cerebros. Y resulta que el capítulo de la semana pasada es un ejemplo perfecto donde veo eso que os digo. Necesitaba mostrároslo. De verdad que vale pena verlo (abajo os lo dejo). La identidad sexual (que no la orientación) y sus múltiples variantes se desconoce muchísimo. Yo no sabía lo catetísima que era en este ámbito hasta que me metí de lleno a buscar distintos perfiles que pudieran compartir su experiencia en un debate. Lo cierto es que explicarlo a grandes rasgos es complicado, no es nada fácil de sintetizar en la media hora que dura el programa (¡me quito el sombrero ante los compañeros con los que trabajé y que lo han logrado!). Ojalá me hubieran enseñado con mayor detenimiento cosas así en el colegio. Ayudaría a que tanta gente se sintiera de verdad entendida…