PERSIGUIENDO LA ONDA
Tiene un punto de loco salvaje cuando canta por bulerías, sus arranques pueden derivar en una especie de alucine masivo curioso. Arrebato, conexión absoluta y compás. No hace falta ser entendido en flamenco para dejarse llevar por El Capullo de Jerez. Genera fiesta y transforma al público. Si la vida es una rutina, como repite en su rumba más famosa, sus actuaciones son un paréntesis electrizante.
Por CAROLA GUERRERO

Capullo de Jerez, Barcelona, 2011. Foto: COLECTIVO ANGUILA
Una tapa del mejor rabo de toro. Terremoto sonando de fondo. Cientos de rostros quietos en una pared con historia. Seguir la pista de Miguel Flores Quirós, Capullo de Jerez, lleva obligatoriamente al bar Volapié, donde se detiene el tiempo en La Asunción, la barriada a la que se mudaron a finales de los 50 la mayoría de los gitanos de Santiago y San Miguel, los dos epicentros del cante jondo jerezano. Allí era donde paraban muchos de los matarifes al salir de trabajar, y donde se alargaban las juergas flamencas en el salón del fondo. Era normal ver a Tío Borrico tomar café y a otros grandes del cante, y también a un adolescente Capullo que hoy tiene 57 años y que, según el camarero, suele andar por las calles de atrás charlando con los jóvenes. Quien le haya visto en directo sabe que con ellos conecta al instante. Hay varios apoyados en los coches, haciendo corro alrededor de una guitarra. Señalan una ventana con ropa tendida. “Pásate, él siempre recibe. De vez en cuando aparece alguien para conocerle”. Para ver más, visita la edición online de la revista Rockdelux aquí.
febrero 21st, 2012 → 6:47 am
[…] después de entrevistarle por tercera vez. En su momento os puse al tanto de la entrevista que se publicó en Rockdelux hace unos meses. Ahora, aprovechando, rescato también la primera que le hice, esta vez en el […]